Gestión económica de la energía para espacios comerciales
Por Will Wilson, Director de Sostenibilidad, Pace Solutions
Los espacios comerciales son cada vez más grandes -mucho más grandes- y con ello aumenta el consumo de energía. El informe Commercial Buildings Energy Consumption Survey (CBEC) publicado por la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA) observó que el aumento del consumo de energía comercial se atribuye al aumento del tamaño de los edificios. Se constató que los metros cuadrados entre las nuevas construcciones comerciales aumentaron un 11% durante el período de estudio 2012-2018. A escala, son millones de metros cuadrados que hay que calentar y refrigerar.
Los grandes edificios suelen confiar en los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado (HVAC) para hacer circular el agua que calienta y enfría todas las partes del edificio, en lugar de los grandes conductos de aire que ocupan un costoso espacio. Mejorar la eficiencia energética de estos sistemas suele suponer una importante inversión de capital al sustituir equipos clave como calderas y enfriadoras. Aunque son eficaces, estas soluciones pueden tener un precio elevado y una amortización sencilla y larga.
Afortunadamente, hay una forma de renunciar a los elevados gastos de capital y mejorar la eficiencia cambiando las características de transferencia de calor del agua del sistema con un aditivo surfactante no iónico.
¿Cómo puede el agua ser más eficiente energéticamente?
Los primeros experimentos sobre el uso de tensioactivos en el agua recirculada descubrieron que se volvían inestables a altas temperaturas. Sin embargo, el desarrollo de un aditivo tensioactivo no iónico estable al calor llamado EndoTherm®ha cambiado el funcionamiento del agua en los sistemas hidrónicos. Estudios realizados por terceros han demostrado que reduce el consumo de energía y disminuye las facturas hasta en un 15% en edificios e instalaciones de todos los tamaños.
La alta tensión superficial del agua del sistema limita la transferencia de calor, lo que hace que el sistema funcione de forma ineficiente y consuma un exceso de energía, aumentando el coste de funcionamiento. Cuando se añade a cualquier sistema hidrónico a una baja concentración, un tensioactivo no iónico reduce la tensión superficial dentro de las tuberías y serpentines en un 60%, mejorando significativamente la transferencia de calor. [Fig. 1] Al aumentar la transferencia de calor, el sistema alcanzará los puntos de ajuste más rápidamente y funcionará con menos frecuencia para mantener la calefacción y la refrigeración, mejorando así la eficiencia energética. [Fig. 2]
La concentración de un tensioactivo no iónico debe mantenerse entre el 0,7 y el 2% del volumen total del sistema. Se recomienda realizar pruebas anuales para verificar que se mantiene la concentración ideal y la máxima eficiencia energética. Los tensioactivos no iónicos líderes en el sector actúan junto con el glicol y los inhibidores de la corrosión y son menos corrosivos que el agua. La instalación es una tarea fácil para una sola persona, no requiere tiempo de inactividad y, en la mayoría de los casos, no requiere equipo adicional.
Equilibrio entre costes y sostenibilidad
Con una amortización sencilla de menos de 2 años, un tensioactivo no iónico puede complementar un plan de gestión medioambiental y mostrar resultados inmediatos. Es una forma de que los operadores de las instalaciones alcancen los objetivos de ahorro de energía y sostenibilidad de forma más rápida y asequible, al tiempo que reducen los costes de funcionamiento del edificio.